Sancti-Spíritus, por voluntad de una paloma

Cuenta la leyenda que, en tiempos remotos, un religioso recorría a diario la zona donde actualmente se asienta la localidad de Sancti-Spíritus. Día tras día podía observar como una “amigable” paloma revoloteaba alrededor suyo para terminar posándose siempre en lo alto del mismo olivo. En un principio el clérigo no le dio mayor importancia a aquel curioso suceso, pero al repetirse en reiteradas ocasiones comenzó a pensar que el ave trataba de enviarle algún mensaje. Fue entonces cuando creyó ver en la paloma al mismísimo Espíritu Santo y en sus movimientos el deseo de que en aquel lugar se construyese un lugar de oración y recogimiento, fue por ello por lo que poco a poco y sin más ayuda que la de sus manos comenzó a levantar en aquel preciso lugar, donde se encontraba el olivo, un pequeño oratorio. Con el tiempo, junto a aquel diminuto templo comenzó a crearse un asentamiento humano y aquel oratorio fue evolucionando y aumentando de tamaño hasta convertirse en la actual iglesia parroquial bajo la advocación del Espíritu Santo.

Esta iglesia se encuentra localizada en el centro de la población, de estilo mudéjar está construida a base de mampostería encalada con un elevado arco porticado en la base de la torre de la fachada. Muy cerca del templo podemos encontrar una columna de piedra o ladrillo que no es más que el antiguo rollo o picota donde se exponían las cabezas de los ajusticiados.

En fuentes documentales del siglo XVI ya constaba el topónimo de Sancti-Spíritus, y aún a día de hoy sus algo más de doscientos vecinos celebran en Pentecostés la Fiesta del Espíritu Santo.
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