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Los Aullones
Cuando la vía pública no disponía de iluminación, unos temibles seres sembraron el pánico en las calles de la población, tal era el temor de los vecinos que la mayoría de ellos evitaban salir de casa una vez echada la noche por temor a toparse con ellos.
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Tío Picote, el caudillo torniego que plantó cara a los franceses
Lo que proponéis es una cobardía. Los gabachos nos fusilarán y arrasarán el pueblo. Sabemos que hemos de morir, pero vale más que sea peleando que como borregos. ¿Es que queréis vernos deshonradas en sus brazos? ¡Fuera! ¡Fuera! Si tenéis miedo, quedaos atrás. Nos bastamos las mujeres para defendernos. ¡Vengan los fusiles! ¡Cobardes!
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El Barquero del Colmillo: el vampiro extremeño
Cuentan que su peligro subyacía en que remaba muy rápido, sorprendiendo a sus victimas, a los que les clavaba su largo colmillo y les chupaba la sangre, dejándolos desangrados y tirados sobre el cauce del río simulando así que se habían ahogado.
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El camino de la calavera
Gonzalo mató a su hermano y lo enterró allí mismo, junto a un camino, nadie excepto Juana conocía aquel secreto, unos días más tarde, Juana, rota de dolor se suicidó buscando reunirse con su amado.
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Campanas que anuncian la peste
Cierto día, estando ya muy extendida la pestilencia por el municipio las campanas de la iglesia del pueblo comenzaron a tocar solas.
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La profetisa de Herrera
Llegaron a oídos de la Inquisición los mensajes anunciadores de Inés y el Tribunal del Santo Oficio de Toledo se hizo cargo del asunto en 1.500, la joven fue arrestada para prestar declaración en abril de ese mismo año y unos meses más tarde murió en la hoguera.
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La Encorujá
Se la cree responsable de las desapariciones de bebés, llevándoselos y dejándolos en los lugares más inverosímiles como en lo alto de un monte, en una casa abandonada ó en mitad de un camino.
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El Duende Jampón
Es tan pequeño que no levanta dos palmos del suelo, tiene unos pies enormes, más grandes que el cuerpo (similares a los de una persona adulta), por lo que duerme de pie, durante el día, esperando a que el caiga el sol para saciar durante la noche su hambre voraz.
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Rosaura "La Bella"
Al acercarse el cazador, quedó mudo, absorto, no daba crédito a lo que sus ojos veían, una niña desnuda, ensangrentada con las carnes destrozada se encontraba atada a un árbol.









