Una leyenda recogida a través de la tradición oral nos relata la existencia de un pozo...

Sobre este convento existe una leyenda, que muchos dicen ser cierta, y es que se afirma que debajo del edificio religioso existe un pasadizo que comunicaba este convento 

Hace ya mucho tiempo, esta cueva o abrigo sirvió como refugio para los pastores de la zona y sus rebaños, muestra de ello es la roca ennegrecida fruto del humo provocado por la acción humana...

La Cueva de Los Doblones se encuentra situada en el término municipal de Alía (Cáceres), en la Sierra de Altamira, junto a los denominados Riscos Altos, es una de las zonas más inaccesibles de la serranía, frontera entre las provincias de Toledo y Cáceres.

Para encontrar estos tesoros es necesario realizar un ritual: hay que llevar la flor de un helecho macho, dos objetos sagrados, una servilleta sin estrenar y una vela encendida.

Era una oquedad muy profunda y oscura que no dejaba ver su final, además desde su interior salía un aire muy frío

Pero si existe una parte realmente interesante de este acueducto esa es su obra oculta, la galería subterránea de 4.028 metros de longitud. Este pasadizo, por el que discurría suavemente el agua se encuentra cubierto en todo su trayecto, en ocasiones se nos presenta subterráneo y en otras (ya cerca de la ciudad) más superficial

Dicen que sobre la mitad del túnel se producen una serie de corrientes de aire muy frío y húmedo que causaron una gran cantidad de muertes

Según la tradición que corre por la comarca existe un paso subterráneo que conecta la fortaleza templaria con la aldea cercana de Galizuela, este túnel sería utilizado como medida de escape tras una hipotética invasión al castillo

Desde aquel día en Azuaga el pozo es conocido como El "Pozo Santo” porque se cree que fue Cristo quien obró tal milagro