Octava del Corpus, el asalto y conquista del castillo de Capilla

Durante la Reconquista, cuando los reinos cristianos buscaban recuperar el control peninsular bajo dominio musulmán, sucedió en el castillo de Capilla durante el siglo XIII un suceso histórico que con el paso del tiempo fue adquiriendo tintes de leyenda.

Y es que según se relata, en torno a los años 1.226 - 1.227, las tropas cristianas de Fernando III al mando del general Cachafrem, y su ayudante Palenque intentaban sin éxito arrebatar a las huestes moriscas el castillo de Capilla. Tras sucesivas emboscadas parecía imposible poder asaltar y tomar el castillo, ante tal situación, Cachafrem, la noche anterior a la víspera del Corpus, encontrándose en un momento de recogimiento en su habitación a punto de acostarse se encomendó al Santísimo Sacramento prometiendo fundar una Cofradía con su ejército si ganaba la batalla, levantó los ojos al cielo y exclamó estas palabras” Santísimo Sacramento te prometo fundar una Cofradía religiosa con mis jefes y soldados destinada a honrarte si me guías de manera que pueda ganar la batalla”

A la mañana siguiente convocó a sus jefes y oficiales y les explicó su oración y la esperanza que tenía en el Santísimo Sacramento, con la confianza depositada de sus superiores mandó reunir todos los carneros de la zona y ordenó quitarles los cencerros y en su lugar colocarles antorchas encendidas sobre sus cuernos, al anochecer los animales fueron alineados en forma de ejercito preparado para la batalla y esperaron.

El general Cachafrem al entrar la noche decide atacar, pero esta vez la invasión comienza por una cara menos frecuente del castillo, arranca la batalla y estando en un momento complicado de la lucha para las tropas cristianas hace aparición por la cara contraria del castillo el ejercito formado por los carneros con las antorchas encendidas que avanza sin pausa en mitad de la oscuridad, varios soldados centinelas los guían hasta la fortaleza, los musulmanes viéndose acorralados y atacados por un numeroso ejercito que portaba luminarias decidieron huir rápidamente. Abandonado el castillo el general subió a la fortaleza dando las gracias al Santísimo Sacramento y colocando la bandera en señal de victoria. Cuando los soldados registraron el castillo tan sólo quedaban dos vacas y una pareja de abuelos con un niño al que la tradición denomina "Rafaelito".

Un sargento a caballo, espada en mano, recorrió el pueblo llamando a los soldados para que se le unieran portando jopos encendidos y cantando alabanzas al Santísimo Sacramento. Era la víspera de la Octava del Corpus y el principio de la creación de la Hermandad, de esta forma Cachafrem cumplió su promesa y fundó la cofradía, que ha perdurado a lo largo del tiempo y son los encargados de mantener la tradición y el recuerdo de este hecho.

 

gravatar

0 Comentarios

Deja tu comentario