El Conde de Belalcázar y los círculos de fuego

Juan de Sotomayor y Zúñiga, II conde de Belalcázar entre los años 1474 y 1484, fue un noble adinerado, de gran afición cinegética, al que le gustaba disfrutar de los placeres terrenales.

Cierto día de 1484 se encontraba junto a sus criados cazando ciervos en la dehesa del Bodegón, en los alrededores de Puebla de Alcocer, estaba ya cayendo la tarde cuando divisó un joven y robusto ciervo, rápidamente armó la escopeta, pero no logró dar en el blanco y el ciervo salió huyendo, el conde no se lo pensó dos veces y salió tras él, pero en su búsqueda la noche le sorprendió y tuvo que renunciar con pena a la pieza.

Cansado, se detuvo unos instantes lejos de sus criados a reponerse en el camino, de repente se vio circundado por unas llamas de fuego que surgían de una especie de socavones que se abrieron en el suelo y que expelían densas nubes de humo que olían a azufre. Además, esta manifestación estuvo acompañada de gemidos lastimeros, voces pavorosas, crujidos de cadenas y blasfemias horripilantes. Tras el sobrecogimiento por tan satánica escena oyó una voz que exclamó:

"El que no renuncia a cuanto posee, no puede ser mi discípulo"

Acto seguido, muy rápidamente, todo desapareció.

El Conde estuvo unos días afectado por este insólito suceso, pero pasado un tiempo, el noble volvió a sus aficiones cinegéticas. En esta ocasión salió de caza en el bosque de Cijara, junto a Herrera del Duque. Pero otro incidente marcaría el día, esta vez se vio sorprendido por una terrible tormenta, un aguacero acompañado de pedrisco le obligó a hacer un alto en el camino.

De repente un rayo cayó a los pies del caballo y lo tiró al suelo, encontrándose aturdido volvió a revivir la visión que tuvo en la dehesa del Bodegón, al igual que en la anterior ocasión se volvió a encontrar rodeado de fuego, pero en esta ocasión no pudo observar más porque al poco tiempo se desmayó y perdió el conocimiento, al volver en si y ver que se encontraba sano y salvo y a modo de agradecimiento decidió encomendar su vida a Dios y refugiarse en la soledad y la pobreza de un claustro.

Ese mismo año, 1484, ingresó en la Orden de San Francisco, con el nombre de fray Juan de la Puebla "el Reformador", dentro de dicha orden, fue el fundador de la Santa Provincia de los Ángeles. Sin descendientes, renunció al condado de Belalcázar y a todos sus bienes terrenales a favor de su hermano, Gutierre de Sotomayor y Zúñiga.

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