El Romance de Agustinita y Redondo

Un romance muy popular en Granja de Torrehermosa nos relata la trágica historia de amor que vivieron Agustinita Moreno, una joven granjeña y Redondo, un mozo de Azuaga. Cuenta el romance, que podréis leer a continuación, que, pese a que ambos se encontraban locamente enamorados, Antonio Moreno, padre de Agustinita, jamás aprobó la relación e impidió que su hija se siguiera viendo con el mozo.

Relata la canción popular que Agustinita, al no poder ver a su amado, murió de mal de amores, aunque existen otras referencias que indican que pudo fallecer a consecuencia de la herida que le produzco un corchete del corsé, que al infectarse le produjo una mortal gangrena. Esta canción era cantada por los romanceros que frecuentaban las distintas localidades de la comarca.

Existen una gran cantidad de versiones de este romance repartidas por toda la geografía española. La que a continuación exponemos corresponde a la variante cantada en la Campiña Sur:

 

En el pueblo de la Granja
había una señorita
hija de Antonio Moreno
que se llamaba Agustinita;
estando la Agustinita
con su Redondo en la puerta
vino su padre el cruel y
la trató de sinvergüenza.


¡Padre, que malita estoy,
padre, me voy a morir,
deje usted entrar a Redondo
que se despida de mi!


Y el padre le ha contestao
con palabras muy soberbias;
¡Aunque te mueras mil veces,
Redondo en casa no entra!


¡Adiós Redondito, adiós,
que en el cielo nos veremos,
que el padre que me dio el ser
no quiere que nos casemos!


¡Ay qué padre tan cruel
y que familia tan baja,
que antes de morir la hija
le han encargado la caja!


La tapa era de cristal,
Las columnas de madera,
que se las hizo Ulpiano
pa que Redondo las viera.


Ya se ha formado el entierro
con mucha rigoridá,
Redondo iba delante,
Ulpiano iba detrás
y el criminal de su padre
liando un cigarrillo va.


Al entrar al cementerio,
Redondo le ha dado un beso
y el criminal de su padre
le tiró de los cabellos;
al entrarla en el panteón
Redondo s´echó a llorá
y el criminal de su padre
le ha dado una puñalá.


Ya se murió Agustinita,
la de los ojitos garzos,
la que le quitó a Redondo
tantas horas de trabajo;
Ya se murió Agustinita,
la de los ojitos negros,
la que le quitó a Redondo
tantas horitas de sueño.

Fuente: Leyendas de la Campiña Sur
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