Situada en pleno centro de Hervás, en la calle Gabriel y Galán ocupa los números 2, 4, 6 y 8 de dicha vía, este vetusto caserón es fácilmente reconocible por su larga fachada con soportales sostenidos sobre 6 pilares de extraños motivos templarios, seguramente extraídos de los restos de algún antiguo convento templario ya desaparecido.
Cuentan los ancianos del lugar que la casa al anochecer era el origen de una gran cantidad de ruidos espeluznantes como gemidos, gritos, lamentos o el arrastre de cadenas.
En un tiempo pasado, la casa fue sede de la cárcel preventiva del Santo Oficio, cuando los Trinitarios abandonaron Hervás, un ingenioso contrabandista alquiló la casa maldita como almacén para los productos con los que mercadeaba.
Con el fin de mantener a los vecinos y autoridades lejos de la casa aprovechó la mala reputación que tenía el inmueble para continuar alimentándolo, al anochecer el contrabandistas realizaba ruidos extraños en su interior arrastrando cadenas y profiriendo gritos, alaridos y lamentos.
En 1836 durante la desamortización de Mendizábal la casa fue comprada por un notario del pueblo que la convirtió en las cuatro viviendas que actualmente conocemos.
Con el nombre y el pasado que tiene no es extraño que hasta hace poco la vivienda se encontrase en venta.
0 Comentarios