La flor seprulcral de Casar de Palomero

No hace muchos años en la localidad de Casar de Palomero vivió una joven ejemplar que siempre llevaba el nombre de Cristo en su boca. María Josefa Lorenzo, muy alegre, a pesar de padecer tuberculosis, falleció a los 16 años por esta enfermedad.

A principios del mes de septiembre de 1985 algo insólito ocurrió en el pueblo y es que una flor había nacido misteriosamente en el Nicho de Josefa, brotando de la comisura de la lápida sepulcral.

Un testigo cuenta que pudo ver el nacimiento de esta flor. La flor en un principio sólo tenía el tallo verde, apareciendo a los pocos días cuatro o cinco hojas.

Este caso dejó perplejo al pueblo preguntándose de donde podría alimentarse la planta con las raíces tan lejos del suelo y en época estival.

Buscando para ellos ciertas correspondencias entre el aspecto exterior de la planta, una cresta de gallo, amaranthus cristatus y elementos concretos de la historia de la moza prematuramente fallecida. dieciséis años, el mismo número de hojas que actualmente tiene la flor.

Los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia y algunos de ellos aprovecharon la proximidad de Las Hurdes, para incorporar el suceso como otra de las muchas leyendas existentes en esta Comarca.

Nada mas difundirse la noticia, llegaron al pueblo autocares llenos de peregrinos "se habló de mil visitantes". El suceso se infló tanto, que hubo personas capaces de proponer que se abriera el nicho para averiguar de dónde salían las raíces de la flor, si de la boca o del corazón de la difunta.

La Iglesia se mostró muy cauta sobre este suceso y a finales de septiembre, el Ayuntamiento de Casar acordó con el Obispado cerrar el cementerio a los visitantes dejando que la flor se marchitara.

El director del Jardín Botánico de Madrid, apuntó la hipótesis, de que la flor pudo tener su origen en la semilla que casualmente había encontrado sitio y humedad en el yeso que fijaba la lápida al nicho de cemento.

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