La leyenda de la Virgen de Belén

Es una leyenda que transmitida de padres a hijos, data seguramente de tiempos anteriores a la invasión árabe.

Cuenta que yendo unos zagales cerca de río Almorchón pastoreando sus ovejas, uno de ellos se acercó para beber agua de un arroyo, en ese mismo instante pudo ver la imagen de la Virgen reflejada en el agua, pero al levantar la mirada no vio a nadie por lo que decidió no decirles nada a sus compañeros al creer que se trataba de una ilusión óptica.

Al día siguiente volvieron los pastores al mismo lugar, cuando hicieron una parada para el almuerzo el mismo pastor volvió a ir a beber agua del mismo arroyo, en ese justo momento volvió a aparecérsele la Virgen y quedó paralizado por la emoción, al darse cuenta sus compañeros de que algo ocurría acudieron rápidamente para ver que estaba sucediendo y también pudieron contemplarla, al alzar la mirada vieron la imagen de la Virgen sobre las encinas, en ese mismo instante hincaron sus rodillas en el suelo rezándola.

Los días posteriores la noticia corrió como la pólvora entre los alrededores y comenzaron a llegar personas de todas partes para hacerle rogativas.

Más tarde se levantó la ermita de la Virgen de Santa María, que se transformó en lugar de peregrinación. Su existencia se conoce desde el siglo XII, cuando la villa pertenecía a los Templarios

A modo de anécdota se puede observar como algunas de las encinas del lugar dan bellotas con una silueta grabada que parece ser la Virgen. El Santuario de Nuestra Señora de Belén está declarado de Interés Cultural por la Junta de Extremadura (1990), es el monumento histórico-artístico más importante de Cabeza del Buey y uno de los más relevantes de la comarca de la Serena.

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