El origen del Santuario de la Virgen de la Montaña

Francisco Paniagua era un humilde vecino de Casas de Millán que en el siglo XVII decidió comenzar su misión mariana: recorrer la comarca de Cáceres con una pequeña imagen de la Virgen colgada del cuello esperando una señal de Nuestra Señora que le indicara donde realizarle un templo para así poder honrarla.

Llegó a Cáceres en 1621, Francisco recorrió calles y plazas implorando limosna y contando su misión, pero no consiguió involucrar a los vecinos. Cansado y sin obtener ninguna señal divina decidió asentarse en una humilde cabaña en la Sierra de la Mosca, la pequeña imagen que llevaba la colocó sobre el saliente de una roca mirando hacia la ciudad y allí comenzó a llevar una vida de ermitaño dedicándose principalmente a la oración.

Unos años después, decidió que, con o sin ayuda, edificaría una pequeña capilla a la Virgen en aquel mismo lugar. Comenzó a levantarla poco a poco, hasta que llegó a oídos del pueblo lo que Francisco estaba realizando, conmovida una buena parte del vecindario pronto empezaron a llegar las limosnas y ayudas, la gente no solamente le entregaba alimentos y dinero sino que algunos de ellos le ayudaron a construir el santuario.

En un principio, la capilla quedó bajo la advocación de la Virgen de la Encarnación, pero debido al lugar en el que se emplazó pronto se la comenzó a conocer como Virgen de la Montaña.

El sacerdote de Santa María, Sancho de Figueroa, amigo de Francisco fue el primero en celebrar misa el 25 de marzo de 1626, día de Nuestra Señora de la Anunciación.

Fue declarada Patrona de Cáceres, el 2 de marzo de 1906 y coronada canónicamente el 12 de octubre de 1924.

No se conoce con exactitud la fecha de la actual imagen, pero se cree que corresponde al periodo comprendido entre los años 1620 y 1626, de estilo sevillano, fue realizada en madera de nogal por algún artista que desconocemos.

La corona fue un regalo conmemorativo del pueblo de Cáceres en su Coronación Canónica, su autor fue Felix Granda de Madrid y costó 150.000 pesetas.

Los mantos más antiguos de la virgen datan de 1902 y fueron donados por Petra Fernández Trejo, pero sin duda el más importante fue el regalado por la Reina Isabel II, lo lució en su Coronación Canónica, como curiosidad contar que aún se conserva el manto que vestía la Virgen el 23 de julio de 1937, cuando la ciudad fue bombardeada.

El templete del Santuario fue levantado en 1703 por artesanos de la ciudad y reconstruido en 1783. Se demolió en 1968 seguramente para conseguir un mayor ensanche de la explanada de la Ermita.

Bajó por primera vez a Cáceres el 3 de mayo de 1641 para realizar una rogativa por la terrible sequía que atravesaban los campos de la zona.

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