Cuenta la leyenda que en la falda de la Sierra de Santa Cruz, durante el siglo XVI, junto al municipio que se denominó Santa Cruz de los Templarios, se produjeron una serie de fenómenos extraños, mezcla de paranormal y milagroso. Un ejemplo de ello era un pozo, que aún se conserva, que tenía un misterioso comportamiento, pasaba en cuestión de segundos de estar casi vació a rebosar, abasteciendo así a la población durante los largos periodos de sequía.
Este milagroso enclave fue el elegido en 1670 por Joaquín Chaves de Mendoza, Señor de Santa Cruz de la Sierra y III Conde de Santa Cruz, para levantar un convento. Una vez construido fue la Orden mendicante de los Agustinos Recoletos la que se instaló en él.
A pesar de la austeridad que predicaba la orden, su comunidad pronto comenzó a mostrar inclinación hacia las familias más poderosas e influyentes de la zona. La orden poco a poco fue ampliando sus propiedades a la par que disminuía su austeridad. Esto derivó en una cierta animadversión de los vecinos del pueblo hacia ellos, llegando a protagonizarse diversos pleitos entre ambos bandos, siendo una de las principales disputas al agua que bajaba de la sierra. Al parecer el aumento de hermanos en la comunidad llevó a los frailes a cavar un nuevo pozo dentro del convento, este pozo era tan profundo que la fuente del pueblo dejó de recibir su habitual caudal de agua.
En el siglo XIX, tras la publicación de la Real Orden de Exclaustración Eclesiástica de 1.835, se llevó a cabo la supresión de la vida monacal en una gran cantidad de monasterios y conventos en toda España, con la desamortización de Mendizábal como trasfondo. Los frailes tuvieron que abandonar el convento y los vecinos aprovecharon las revueltas de la I Guerra Carlista para destruirlo, respetando, eso sí, la estructura de la iglesia.
El conocido como Convento de los Agustinos se encuentra situado en plena falda de la sierra coronando el pequeño pueblo de Santa Cruz de la Sierra. El edificio se encontraba conformado por la iglesia y sus dependencias conventuales:
La iglesia de estilo barroco, tiene éste nave única y planta de cruz latina, rematado el crucero con cúpula semiesférica sobre pechinas, orientada hacia el sur (hacia la sierra) y mirando su fachada hacia la población, en el medio del crucero, bajo la cúpula semiesférica, donde se encuentra el conocido pozo misterioso que daba fama al lugar antes de la llegada de los agustinos. En la portada, un arco con dovelas almohadilladas se remata con una hornacina y una cruz latina, enmarcadas entre los blasones de los Chaves de Mendoza.
Erigidas sobre el lado del evangelio de la iglesia se encuentran las dependencias conventuales, que llegaron a albergar hasta una treintena de frailes: refectorio, celdas, claustro... Hoy no quedan más que los muros exteriores de esas dependencias.
Actualmente el convento se encuentra en ruinas y presenta un grave deterioro por abandono. Existe riesgo de Derrumbe de la cubierta de la iglesia, de su cúpula y de los muros exteriores del convento.
La iglesia conserva aún su estructura, con sus muros y tejado a base de bóvedas de cañón y cúpula semiesférica que se encuentra agujereada. El templo conserva también diversas pinturas murales en su interior, principalmente sobre el coro. La antigua torre de espadaña también se mantiene en pie, estando rematada con un frontón triangular. Aún hoy se conserva el brocal granítico del supuesto pozo milagroso, cegado por escombros y deshechos, donde un saliente del mismo hacía las funciones de pila bautismal.
De las dependencias conventuales, hoy sólo se conservan mas que las ruinas de lo que fueron unas grandiosas dependencias. En los muros exteriores del convento se conservan aún vanos y alféizares de lo que debieron ser las antiguas celdas y habitaciones de los monjes. No obstante cada vez se hace más difícil adivinar entre las ruinas las zonas que ocuparían el oratorio, claustro o el resto de dependencias.
Desde entonces el templo ha servido como almacén o cuadra para el ganado, siendo actualmente el hogar de una gran cantidad de palomas y cigüeñas.
Debido a su delicado estado de conservación el Convento agustino de San Joaquín, en Santa Cruz de la Sierra se encuentra incluido en la Lista Roja de Patrimonio de Hispania Nostra.
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