Uri Geller fue un Ilusionista israelí, que se hizo famoso por declarar que tenía poderes psíquicos como la telequinesia o la telepatía, hacía demostraciones en los que doblaba objetos metálicos, paraba relojes o los hacían funcionar más rápido, sin aplicar aparentemente ninguna fuerza física sobre ellos. Si recordamos en España saltó a la fama en el programa de José María Iñigo “Directísimo” donde se le podía ver doblar metales sin el menor esfuerzo invitando incluso a los televidentes a hacer lo mismo en su casa. Más tarde Uri Geller fue acusado de estafador y se retiró, al aparecer otros magos e ilusionistas lograron hacer lo mismo mediante elaborados trucos y engaños.
Y es que el caso que nos ocupa surge como consecuencia de una de estas actuaciones de Geller. Cierta noche de 1977, la familia Nieto Tejada se encontraba reunida delante televisor viendo “Directísimo” de José María Iñigo, en él, como comentábamos, aparecía Uri Geller doblando metales. La madre, una fiel seguidora de los temas paranormales, propuso intentar doblar un tenedor con los dedos como hacía Geller y cual fue su sorpresa cuando vio a la mayor de sus tres hijas, de tan solo 5 años de edad, Mónica Nieto Tejada doblarlo con sólo rozarlo con la punta de los dedos. Todos quedaron anonadados con la tremenda hazaña de la niña. Sorprendida y encantada, los días posteriores Mónica se divertía enseñando esta nueva habilidad a sus amistades.
Pasaron los años y de forma casual llegó a oídos de Eduardo Pedro Criado del Centro de Estudios Parapsicológicos de Extremadura (CEPEX) el caso de Mónica. Tras hablar con madre e hija les propuso hacerle una serie de pruebas para poder investigar las insólitas facultades psíquicas que parecía tener la pequeña, a lo que ellas aceptaron.
El 23 de febrero de 1987 comenzó la primera fase de investigación, el equipo estuvo compuesto por Eduardo Pedro Criado, José María Casas Huguet (abogado), Juan Carlos Hernández Cárrica (parapsicólogo), José Ignacio Cardenal Murillo (médico), Rosa María García Martínez (enfermera), Fernando Álvarez Roldán (químico), Rafael Rivera Madariaga (parapsicólogo), Ricardo Cano Sánchez (neurofisiólogo), Alfredo Bonavida (Dr. en Ciencias Físicas) y Gerardo Blanco Blas (psicólogo clínico). Comenzaron a realizarle una serie de experimentos para poder analizar las capacidades de la chica. En un primer momento se trabajo sobre la capacidad que tenía para doblar objetos. De una primera serie de 325 objetos, entre los que se encontraban brocas, cortaplumas, limas, llaves, tijeras, cucharas o pulseras Mónica consiguió doblar el 90% de ellos, pero no solo tenía la capacidad de doblar objetos, podía además devolverlos a su apariencia original sin que se apreciase la más mínima alteración en su estructura. No habían terminado las investigaciones de esta primera fase cuando las sorprendentes capacidades de Mónica Nieto habían trascendido a los medios de comunicación y a partir de ese momento ya fue imposible evitar que la joven cacereña saltase a la fama, canales de televisión japoneses, franceses o italianos, así como revistas especializadas extranjeras la bautizaron como "la Uri Geller española".
En mayo de 1988 se inició una segunda fase de la investigación en la que se analizaron las capacidades extrasensoriales de la niña. Los resultados fueron más sorprendentes si cabe que en la primera fase, los numerosos experimentos de precognición, telepatía y clarividencia ofrecieron resultados notables. En una de las pruebas se utilizaron cajas opacas y se introdujeron cartas o dibujos en su interior y se le pidió a Mónica que identificase su contenido. El sistema de Mónica consistía en tomar la caja en sus manos e imaginar que quemaba la superficie de la misma, haciendo un agujero para poder ver el contenido de la misma. En el informe elaborado por Hernández Cárrica se habla de un 100% de aciertos en algunas sesiones. Mónica llegó incluso a leer pequeños textos de hasta tres líneas en el interior de una caja opaca. Y lo que es más extraordinario, incluso llegó a leer caracteres japoneses, esto ocurrió cuando un equipo de la televisión nipona visitó a la familia Nieto, antes del viaje de Mónica a Japón, en julio de 1988, para realizar la misma experiencia en el plató de televisión en directo.
Las conclusiones de las investigaciones arrojaron poca luz sobre los supuestos poderes psíquicos de Mónica, aún hoy nos preguntamos ¿Que hacia que esta joven cacereña pudiese realizar estos sorprendentes prodigios parafísicos? ¿Que tipo de facultad poseía el cerebro de Mónica que no manifestaban el resto de mortales? Psicólogos y psiquiatras no pudieron aclararnos estas cuestiones a pesar de haber sometido a la joven a diferentes test como el D-48, WISCH, RORSCHACH o el M.M.P.L. Lo que si demostraron esos estudios fue que Mónica era una joven normal, como cualquier chica de su edad, jamás manifestó un especial interés por el mundo de lo paranormal. No existía ningún rasgo psicopatológico en ella, su vida transcurría con normalidad, en el seno de una familia normal, su inteligencia era corriente (con un coeficiente intelectual de 103) y se desenvolvía bien en sus relaciones sociales. Su rendimiento escolar era regular, nada destacable.
A mediados de 1988, cuando la investigación todavía no había concluido Mónica comenzó a decantar sus facultades hacia la sanación de pequeños dolores y enfermedades. Meses después me explicaría: "Yo siento un calor, como una energía en las manos, y tengo que sacarla de mi curando a la gente. A veces hay tanta energía en mis manos que casi me quema...".
Cansada e incomprendida Mónica cortó sus relaciones con la prensa y decidió dedicarse a tareas naturópatas y sanadoras en una herboristería en Cáceres. De forma excepcional, en el año 2005, accedió a aparecer en la serie "Factor Desconocido" de Discovery Channel, dedicada a los fenómenos paranormales y experiencias inexplicables.
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